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Sólo un sueño


Me despierto. Todavía estoy aterrado por la idea de seres extraterrestres a mi alrededor, aunque parece que todo fué solo un mal sueño. Entiendo que un aire gélido me recorre el cuerpo y sigo en posición fetal. Estoy aún incapaz de moverme por el miedo pero también por el frío. Con mis ojos recorro la pequeña habitación donde vivo en la casa mis padres: mis viejas herramientas (desde muy niño me gusta usarlas), mi vieja televisión, algunos juguetes desordenados.

Hay apenas suficiente luz como para deducir que deben ser aproximadamente las seis de la mañana de otro día frío y húmedo de mayo. Mi ventana está abierta, y por ella se ve el pasillo interior que comunica a la cocina. En ella veo a mi padrastro consumir un cigarrillo, completamente despeinado y sólo con sus calzoncillos puestos. La larga ceniza cuelga del cigarrillo entre sus dedos, aunque por suerte no llega el olor. Lo veo un poco gris, y distante.

Decido levantarme, ya no podré dormir esta noche y me levanto a prender la radio. Un programa político que siempre escucho. Me siento grande por alguna razón, aunque aún sea un niño.

- Realmente creé que su partido cuenta con la fuerza necesaria para subir en las encuestas?

- Por supuesto que sí, y estamos optimizando esfuerzos para poder hacer llegar nuestro mensaje a la gente de la manera más clara posible.

Repiten el tema: las próximas elecciones presidenciales. Aunque haya sido sólo una pesadilla (influenciada seguramente por esas charlas que tuve el día anterior con mis amigos), trato de recordar el sueño tan desagradable para intentar saber qúe me causó tanto terror, pero sólo consigo rescatar el sabor a miedo en la boca seca, y una sensación de intranquilidad en el fondo de mi mente.

- Qué opina de los últimos tratados con China y Rusia?

- Creo que debemos revisar profundamente lo que ha hecho este gobierno, en todo sentido.

Mi día se va normalizando. Me pregunto si mi padrastro escuchará la radio desde donde está, me parece raro que no lo haga ya que está muy cerca. Pero es mejor así. No lo odio ni nada similar, pero prefiero primero pasar el mal momento.

- Hola?

Recuerdo que ayer mis amigos me dijeron cómo los extraterrestres podían alterar nuestros sueños para hacer experimentos: en un delicado procedimiento los encriptaban, los manipulaban, los ponían en nuestras cabezas, y vaya uno a saber cuántas cosas más. Qué miedo les tengo!

- Sigue ahí?

Hay un silencio inusual en la radio. Siempre me dijeron que en la radio nunca hay que dejar vacíos de sonidos, que quedaba mal, por eso me llamó tanto la atención éste en este momento. Es un silencio largo y profundo, realmente nada estaba ocurriendo y me sobresalté como si entendiese lo que iba a ocurrir. Mi padrastro se va de la cocina, seguramente decidió volver a la habitación y cambiarse para empezar su día. El silencio finalmente se rompe en la radio, el conductor, con una voz robótica y casi de zombie:

- Disculpen.. es que.. tuve un fallo al encriptar mis sueños .. y..

Un nuevo y espeluznante silencio. Los invitados del programa radial no comprenden lo que ocurre, pero yo sí, y se me va el alma al piso. Me invade una sensación de terror sin igual. Súbitamente estoy en mi cama y siento un movimiento tan cercano como inesperado, como si alguien se hubiese acostado en el otro extremo de ella. Cómo en el otro extremo? No es tan grande mi cama. Todo está oscuro ahora, no puedo divisar nada y no comprendo aún bien qué sucede. Dónde está mi esposa? Me encantaría poder abrazarla en este momento.

Me despierto. Estoy en posición fetal pero mi cama es ahora enorme, mucho más grande que mi cama de niño y no estoy ya en la pequeña habitación donde vivía en la casa de mis padres sino en mi dormitorio, el de mi propia casa que compré con mis años de trabajo. Voy comprendiendo esto segundo a segundo. Es una fría mañana húmeda de junio (y no de mayo), no lo siento pero lo sé de algún modo. Mi cama es cálida, y comprendo que mi esposa volvió de algún lugar y se acuesta a mi lado. Aún faltan unas horas para comenzar nuestro día. La abrazo, tan fuerte como me dan los brazos, y aunque ella no entiende por qué, me recibe algo dormida pero gentil, sin hacer preguntas. Siento su cuerpo, su piel y su olor tan familiares como cálidos. Me siento tan aliviado, la extrañé tanto. Ya no podré dormir esta noche, pero no importa.

   --    A mi esposa Laura, gracias por apoyarme en todo y condimentar mi vida todos los días (y protegerme de los invasores alienígenas).